sábado, septiembre 27, 2008

Adios mundo cruel

Los suicidas no dejan cartas como suele decir la leyenda burguesa. Tampoco buscan dejar un mensaje a la prosperidad. Los suicidas simplemente poner la cabeza en el horno, meten los dedos en el enchufe, se toman un frasco de pastillas o se vuelan los sesos, como corresponde.
Porque los suicidas saben que nadie muere dos veces. Los que amagan con la muerte acaso ignoren que ya están muertos.

Es probable que estar vivo o muerto sea una decisión que se toma cada mañana, en cada elección.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Estar vivo no creo que sea una elección. Alterar este estado, tal vez sea un capricho, una calentura sin revancha.
Autóctono (e-okupas.com.ar)

PaulValley dijo...

Mmm, no sé, Nunca me convenció demasiado la teoría sartreana de que estamos eligiendo constantemente. Quizás por mi formación en un oscuro Industrial de San Martín, creo más en la inercia.