domingo, agosto 24, 2008

Don Osvaldo, Dono, Don O


estas líneas fueron tomadas de una novela rechazada por la casta editorial Beatriz Viterbo. La castidad, en este caso, es mala consejera de la literatura o la de la escritura si prefieren. La castidad, justo en este asunto, es sinónimo de frigidez, de corrección, de hacer lo que mandan esos programas que prometen, desde la oficina de un departamento de Letras, cosas que nunca se ven, acaso porque sencillamente no existen ni en los hechos ni en las interpretaciones como hubiera pensado Nietzsche. Pero es claro, Beatriz Viterbo era el objeto de deseo de un ciego y eso no es bueno a la hora de leer. No por el ciego, clato está.


Un fragmento, entonces


"Un amigo me facilita la historia clínica de Dono y veo que un cáncer se lo está comiendo. Las idas y vueltas de un viajero incansable por el continente de la poesía del culo y las traiciones del partido, la doctrina y esa veintena de verdades que no sirven para nada. ¿Y si te escribo a tu bella París que esta historia se termina a cada instante? ¿Si te digo que cada paso y cada giro que puede tomar no es otra cosa que una prórroga barata para no alcanzar un final penoso y mucho más que eso, si agrego que todo lo escrito no llega a ser el mero epílogo de una historia que nunca empezó? Se trata sólo de finales, apéndices de una literatura en la sala de terapia intermedia. ¿Queda esperar el milagro, esperar el tiempo en que el César comience a gobernar? ¿Necesito argumentar algo más? ¿Es menester seguir dando testimonio como si fuera un evangelista de las letras? ¿Cuál es mi santo Grial? Vos en París. Hiciste bien, en aquellos años, cuando te fuiste. En cierta medida tuviste suerte y además encontraste tu lugar en el mundo. Como suele decirse: "lo políticamente correcto". Qué mejor que hablar desde allá y dar consejos que la distancia avala, sin que se sepa bien por qué, como buenos y mesurados. Dono se muere, Samantha es casi un fantasma, Enzo está ausente, y hasta el César parece sin fuerzas para hacerse cargo de aquello para lo que fue hecho. La historia, en punto muerto."

miércoles, agosto 06, 2008

Para recuperar la mística


Nuñez, autor del primer gol, se abraza con Pusineri. Estadio de Racing, Avellaneda

Independiente derrota, sobre la hora, 2 a 1 a Estudiantes de La Plata. Como sabemos, estos triunfos tienen un gustito doble: por su emotividad contenidad que explota de golpe, y porque sirven para forjar el temple de un equipo que, en este caso, empieza un nuevo camino esperanzado.
¡Vamos Rojo todavía!