miércoles, mayo 11, 2011

Encantadora de serpientes


El monumento a la soberbia en la Argentina debería, deberá, tener la figura de Sarlo. La señora que nunca duda, curiosa propiedad para un intelectual. Porque Sarlo se interroga, pero eso sí, nunca duda. Ella que siempre tiene un análisis presto, un discurso amado y redondo, y claro, una discursividad propia de alguien que se entrenó dando clases de literatura en la Universidad de Buenos Aires. Y como ese título que de profesora de literatura devino por propia voluntad en un aval para la “critica cultural” (no sabemos dónde expiden ese documento, pero bueh…) en ese decurso, todo entra. Es decir, cualquier problema puede caer en su esfera y su lupa y su batería de recursos sirven para radiografiar no importa de qué conflicto se trate y salir no solo indemne sino convencida y preparada para asombrar a los Leucos, y poder, cómo no, escribir columnas de opinión (mera doxa) en los medios vernáculos que a esta altura de los sucesos, tanto la aman.

Así, Sarlo puede decir que “la universidad” (que a esta altura habla por su boca) ya estudió al peronismo por todos lados y que el peronismo no presenta para los “intelectuales” ese núcleo duro o “resto resistente” al que no podían acceder. Vale decir que ya no presenta misterios y dicho esto lo que sigue en tierra llana. En la gesta imperial de Sarlo todo puede ser leído sin miedo al error. Porque ella nunca está para el momento en que sus análisis se caen vencidos por la vida o sus tímidas predicciones desfallecen frente a la “realidad”. Ella pasó, tiró su bomba, siguió camino, sin problemas. Nadie le pasa factura de nada.

Ahora arremete contra K en un nuevo libro publicado hace unos días. Dos palabras en su tapa estigmatizan un proceso que (mal que le pese a ella) es democrático. Dos: cálculo y audacia. Y también unas fechas 2003-2010. Fechas como para indicar que algo está cerrado. La tapa del libro de Sarlo es una suerte de lápida. La partida de defunción de un proceso (democrático) que ella sin dudar expidió respondiendo a la demanda a de un editor interesado en el rédito berreta de un libro berreta.