viernes, octubre 31, 2008

Algunos lo tienen


jueves, octubre 30, 2008

¿Políticas culturales o políticas de subsidios?



En la nota “Ir de feria, con una política”, publicada en la revista Ñ del día 4 de octubre de 2008, su autor, el editor Miguel A. Villafañe, responsable de la editorial Santiago Arcos, describe su concepción de una política cultural. En particular, hace referencia a cuál debería ser el rol del Estado desde la perspectiva y necesidades de un –en sus propias palabras- “pequeño editor independiente”.

Sostiene Villafañe: “El Estado debería colaborar a través de subsidios que ayuden a los editores comprometidos… a comprar derechos de edición y traducción de libros”; a esto agrega que “las propuestas de autores y obras a contratar deberían surgir de las pequeñas editoriales independientes que apuestan a la renovación de las lecturas y el canon…” y concluye que “una parte de los libros editados debería integrar el sistema público de bibliotecas populares a través de la CONABIP para asegurar así una distribución democrática de estos saberes.”

Este editor entiende que nuestro país debe mutar de un rol pasivo y “exótico” –en especial en vistas a la Feria de Frankfurt 2010- a “ser agente de cambio que aplica un plan de política cultural acorde a las necesidades de modernización y transformación de las ofertas de lecturas pensando en toda la población”.

Es por eso que, para completar su plan, Villafañe proponga que el Estado financie un “Centro del Libro Argentino en España” cumpliendo de este modo, funciones de “garante y distribuidor del patrimonio común”.

El titular de Santiago Arcos señala, con buen tino, que es en la feria de Frankfurt donde se define, “se cocina” (palabras de Villafañe), lo que se leerá en los próximos 2 o 3 años. En esta feria de negocios de compra y venta de derechos de edición y traducción, las editoriales españolas demuestran todo su peso y determinan lo que será la tendencia del mercado en el mundo de habla hispana.

A partir de lo antes dicho, este editor concluye que devenimos importadores de los contenidos producidos “a partir de las estéticas e ideologías dominantes en Europa”, de modo tal que las políticas editoriales de las empresas españolas enmarcan, en gran medida, nuestros horizontes de lectura.

Ahora bien, cuál es el rol del Estado según la nota escrita por Villafañe. A primera vista, se desprendería de su lectura que una política cultural es igual a una política de subsidios. Pensaríamos, entonces, en un Estado garante y facilitador de negocios; un Estado capaz de financiar a pequeños y medianos emprendedores. El Estado, en este sentido, no sólo financia la compra de derechos de edición, sino también de traducción y termina garantizando el punto de equilibrio de los productores locales a través de las compras que realizaría y realiza, actualmente, la CONABIP. ¿Pero nos podemos preguntar si una política de subsidios es una política cultural? Con este modelo de financiamiento, no se logra revertir la invasión de “contenidos” producidos en el primer mundo. Lo único que se logra es que el Estado favorezca a pequeños productores locales y garantice la venta de la producción cultural europea. El dinero del Estado –de todos nosotros- sigue financiando al sector privado y facilitando una balanza de importación de ideas.

Desde nuestra perspectiva, el modelo que imagina Villafañe se presenta como defensor de la producción nacional, como garante de una igualitaria distribución de contenidos –éste sería el propósito de las compras de la CONABIP- pero deja de lado algunos aspectos que sí deberían tenerse en cuenta al momento de pensar una política cultural.

En primer lugar, no existe una política cultural sin un diseño de indicadores de evaluación de proyecto. Por ejemplo, ¿sabemos si la mencionada CONABIP no termina favoreciendo en gran medida, con sus compras, a grupos multinacionales? ¿Qué porcentaje de sus compras repercute en los pequeños y medianos editores?

Segundo, ¿Sabemos si las compras que realizan las bibliotecas populares se corresponden con las necesidades reales de sus comunidades de origen? ¿Son públicos los resultados de estas compras? ¿Garantizan, como dice Villafañe, “una distribución democrática de saberes”? En las jornadas CONABIP de la Feria del Libro de Buenos Aires, observamos que gran parte de las compras que realizan las bibliotecas populares con dinero otorgado por la CONABIP termina engrosando las arcas de los grupos multinacionales. El fenómeno del mercado cultural es muy complejo, de modo que tampoco se puede condenar la compra de títulos por el sólo de pertenecer a editoriales extranjeras, si hay una necesidad legítima por conseguir dicho material para una biblioteca. En este caso no tiene mucho lugar hacer una defensa nacionalista de la cultura.

Tercero, siguiendo la línea de Villafañe, por qué el Estado debe ser “activo” al momento de aportar dinero en subsidios, pero debe dejar que las empresas privadas –pequeñas o grandes- sean las que determinen la línea cultural de un posible lectorado definiendo qué se debe leer.

Cuarto, a partir de lo anterior, se desprende, también, algo que no menciona Villafañe, preocupado por las políticas culturales, y que es importante tener en cuenta: la mayor cantidad de las editoriales están situadas en Buenos Aires, razón por la cual, además de ser las editoriales privadas las que definen una política cultural, la misma pecaría de un centralismo que corre el riesgo de ignorar la diversidad cultural de un mapa vasto y complejo como el de la Argentina.

Quinto, no está demás preguntarse –si nos consideramos democráticos- si los contenidos que creemos como insoslayables desde nuestros espacios de centrales de decisión –bien por responder a las tendencias intelectuales del momento; bien, por responder a demandas de mercado; o bien, por responder a apuestas de vanguardia, entre otras razones- están en sincronía con las problemáticas del mapa antes mencionado.

¿Podríamos, entonces, pensar una propuesta que fuera viable como inicio de un plan de política cultural? Pensemos, como punto de partida, por ejemplo, la política que lleva a cabo Francia como promoción de su producción cultural (Un ejemplo en nuestro país de esta clase de subsidio lo lleva adelante la Fundación Typa). El gobierno francés subsidia a editoriales extranjeras para que éstas puedan comprar derechos de edición o traducción; incluso, en algunos casos, llega a subvencionar parte de la producción de los proyectos editoriales. Ese dinero cumple un triple rol: primero, promueve el capital intelectual francés, posibilitando que la producción cultural se posicione en otros mercados; segundo, este posicionamiento, impone paradigmas de discusión en el campo de las ideas; por último, ese dinero que un primer momento, sale de Francia, concluye su círculo virtuoso, regresando como remesas por las liquidaciones de derechos de edición. Es de algún modo un subsidio indirecto, pero mucho más efectivo que un subsidio directo a la producción y/o compras de derechos de edición o traducción.

Finalmente, otro punto a pensar, en términos de una política cultural, tiene que ver con la responsabilidad del Estado en tanto productor de lectorado. Diagnosticar las prácticas de lectura en los ámbitos de formación así como fuera de los mismos de manera cualitativa y cuantitativa no puede ser una tarea exenta del diseño de políticas culturales.

En resumen, el Estado no puede ser el socio ciego de los emprendimientos privados, ni puede dejar que éstos determinen un canon de lecturas o de discusiones. El Estado debe facilitar herramientas para el desarrollo privado, previa evaluación sobre quiénes las necesitan y quiénes no. En definitiva una política cultural debe pensarse de la manera más plural posible, porque ese es el sentido de una política a nivel estatal: lo demás son posiciones legítimas pera parciales de sectores particulares.

miércoles, octubre 29, 2008

El gran DT



Hoy todo el reaccionarato debe estar sacudido. Nombraron a Maradona DT de la Selección Mayor de fútbol y eso debe estar revolviendo estómagos. Los estómagos de aquellos que muy probablemente nunca hayan pateado una pelota, pero que desde la platea con un pucho en una mano y la gaseosa en la otra, se quejan de todo lo que los jugadores deberían hacer pero no hacen. Esos estómagos para los que, seguramente, el Diego, nunca dejó de ser un "negro de mierda" a pesar de haber sido campeón y subcampeón del mundo, en la cancha, claro está, no en una platea. En la cancha, frente a jugadores alemanes, ingleses, italianos, etc., no frente al vendedor de gaseosa que recorre las gradas. Como venimos marcando, les molesta el Diego y dicen que no tiene experiencia, que no es lo mismo jugar que dirigir, que la Selección se va a transformar en un quilombo, ¿y? preguntamos nosotros. ¿Y? La supuesta seriedad de Bianchi, no le alcanzó para pasar un semestre en la Roma. Se volvió rapidíto: lo que le dicen "de cabotaje".
Los pelos cortos de Pasarella, se quedaron a mitad de camino. Las locuras de Bielsa se disolvieron como uno de sus chupetines. Dejemos, entonces, al Diego, el más grande de los últimos treinta años. Algo debe saber. Acaso el más exitoso jugador argentino en el extranjero.

sábado, octubre 25, 2008

Primera Plana

¿Yo sopapeado? ¿Seguro? O más bien yo sopapeador de laburos ajenos. ¡Ay, Puán, qué hijos has parido!


Anónimo

Nota de los editores

En un gesto democrático que no tienen otros trabajadores (Clarín y sus fieles empleados, por citar a alguien), Deshecho quizo dar un lugar destacado a esta intervención. Porque ojo, no sabemos si santificar las acciones de los empleados es respetar las acciones de los trabajadores. Por ejemplo: ¿qué clase de trabajador es Julio Blank? ¿Recuerdan alguno de los titulares que salieron de su pluma? Muchos corren por izquierda, pero viven por derecha y mezclan todo, de modo de que en ese batido: Puán, Deshecho, acciones varias y muchas otras cuestiones, sean una misma y valgan igual. Tenemos claro, muy clarito, que Deshecho no ningunea el trabajo de nadie como sí lo hacen los empleadores que pagan parte de los salarios en negro aunque después prediquen, como sacerdotes, recomendando los beneficios de la humildad.

miércoles, octubre 22, 2008

Si alguien todavía se preguntaba qué quería decir Michel Foucault cuando hablaba de disciplina, lea nuestra entrada anterior.
Trabajadores del mundo, uníos


Otro servicio de DeshechoJOBS una chance para terminar de cagarse la vida

101.- Imitador de PAPÁ NOEL
Imitador de PAPÁ NOEL para importante empresa de decoración, hasta 50 AÑOS C/ disponibilidad horaria POSICIÓN EVENTUAL POR DOS MESES. Contextura física acorde.
Localidad: Olivos - Buenos Aires
Fecha: 17 de octubre de 2008
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lunes, octubre 20, 2008

Hablando de "yo" sopapeado


Un poco de poder y disciplina
Estar mal es estar bien, a veces

Para los neuróticos, hablar de sus dramas, de sus sesiones, de sus secciones, es como el pan de cada día. La enfermedad o de la insatisfacción parecen manifestaciones de la salud. Nadie se de por aludido. No aceptamos paranoicos: sólo infelices y autodisciplinados.
Mucho "yo" sopapeado y todo eso.
Comentarios deshechos

"Tom Lupo es el Antonio Carrizo del rock." Igualito de obsecuente.

sábado, octubre 18, 2008

Eso es historia

Mala noche para empezar a contar una historia fue su primera novela. La acción transcurre en una cabaña aislada donde una pareja fugada de sus respectivas obligaciones se entrega a los pactos de un amor secreto. Una repentina tormeta castiga sin pausa a la endeble construcción y desata una serie de infortunios. De final trágico y previsible, la crítica la definió como una mala copia del estilo de Stephen King. Pasó sin pena ni gloria por las estanterías de las librerías.
Otro fallido intento fue Flashback en el paraíso, supuesto policial, escrito de atrás para adelante como su nombre lo indica. Una pareja llega con su hijo al lugar de sus sueños. La mudanza cargada de expectativas acuñadas a lo largo de toda una vida se desmorona cuando la fiel esposa se enamora de un leñador. La historia comienza cuando están metiendo al frustrado esposo dentro de un móvil de la policía. Los especialistas sólo rescataron el título y algunos párrafos. Dijeron: "más de lo mismo".
Su novela póstuma: Balance de un día, no escapa a las generales de su estilo. Un oficinista llega a su casa después de una jornada de trabajo. Se prepara un café y mientras lo toma decide que ya no volverá a ser el mismo. Las reseñas señalaron: "la obsesión por las despedidas en un escritor que nunca encontró su obra".
La muerte de este autor no mereció la atención de los diccionarios de autores ni siquiera una breve en un suplemento cultural. Su nombre, valga la paradoja, se amontona en la tumba del escritor anónimo caído en combate.

martes, octubre 14, 2008

Ovidio

Algo bueno se podrá hacer con esa bandera ¿no?

Si alguien en la ciudad de Roma ignora el arte de
amar, lea mis páginas, y ame instruido por sus versos.

sábado, octubre 11, 2008

Meter definiciones en la bolsa



La bolsa o la vida, devolvé la bolsa, cayó la bolsa, cerró en baja, lunes negro, hechos bolsa, palo y a la bolsa
son algunas de las frases que vienen a nuestra magra mente en este momento.
La mercados por su parte suelen estar, según los periodistas especializados: ansiosos, cautelosos, preocupados, expectantes, estables y muchas cosas más.
Las personas, según los gerentes de Recursos Humanos pueden ser: pasivos, proactivos, con experiencia, innovadores, senior, junior, etc.
En Recursos Humanos suelen trabajar psicólogos, también sociólogos. Las ciencias humanas qué otra cosa pueden ofrecerle al mercado.
El ideolecto del mercado caló en las relaciones interpersonales. Escuchamos decir sobre alguien que está fuera de un asunto "que no cotiza más" o bien "tus acciones están en baja".
Alguien que no consigue trabajo, por su parte, está "fuera del mercado".
Hasta se puede decir que "no hay mercado para el amor". Podemos preguntarnos ¿por qué los profesores de letras hacen hincapié en cuestiones gramáticales a lo largo de la formación escolar y luego en la vida en general? ¿Por qué tanto normativismo? ¿Por qué tanto valor a lo correctivo? La respuesta: porque es su forma de cotizar en el mercado laboral. La corrección no es otra cosa que un efecto aduana sobre las relaciones laborales. No la desdeñamos, desde ya. Pero qué es en el contexto de "mercado del trabajo".
Los intangibles no son tan intangibles. De lo contrario a qué viene tanta apelación a los "intelectuales" por parte de los medios en estos tiempos de "crisis".

To be continued

jueves, octubre 09, 2008

Promesas, nada más

Hay quien dice que tenemos una cultura plagada de lugares comunes, de frases hechas que no dicen nada o que, justamente, están para anular todo decir. Esas frases que rellenan los diálogos con metáforas que explican todo para no explicar nada. Así oímos decir: "Dio en la tecla", "te cascoteó el rancho", "es de manual", "estás al horno", etc. En esta línea, están las apelaciones a la lógica de los juegos. Por ejemplo, el deporte, el fútbol, en especial, es una cantera de metáforas: "tiró el achique", "te agarró en off side", "son los códigos del vestuario", "le pesa la camiseta", "se puso el equipo al hombro", entre otras.

Todas estas frases prometen una explicación. Se presentan como equivalencias o resoluciones a los más diversos dramas. Al principio creemos que nos pueden brindar un sentido en medio de la confusión, pero luego nos damos que cuenta de que ese sentido es otro, distinto del que necesitamos, un sentido escrito desde afuera por un no-autor. Un sentido que marca nuestro cuerpo y nuestra subjetividad.

Los medios, a diario, esgrimen frases que dicen todo de un plumazo. Por ejemplo, a propósito de la crisis financiera mundial, la imagen "lunes negro" recorrió casi todas las primeras planas. Qué quiere decir "lunes negro", quizá sea algo que nunca sabremos.

Del mismo modo, o de manera análogo, operan aquellos comentaristas que prometen cosas que nunca cumplen. La frase "Walter Benjamin" debe ser, hoy por hoy, uno de esos lugares comunes de la intelectualidad. Cada vez que leemos este nombre y apellido, nos asomamos ávidos, para ver si el cronista de turno, develará los pensamientos del pensador. Pero nos encontramos con reseñas oscuras que nada explican y que, básicamente, hace un arte de la cita, pero de las citas mal encoladas. Terminamos de leer esas notas sin saber si lo que leímos tenía que ver con algún concepto crucial del pensador alemán. 

No nos queda nada en la mente, salvo el recuerdo de haber intentado otra vez un ejercicio de fe y optimismo para con aquellos que nos ilusionan con temas que en verdad desconocen. Benjamin: otra vez será.