martes, noviembre 27, 2007

Ética protestona y el espíritu del machismo

Lo sabemos, pero nunca está demás señalarlo. Hoy los profesores se vuelven putos y mientras diseñan los parciales para asustar a sus alumnos con los devaneos de Proust, piensan qué clase de mermelada será mejor para una noche de amor. Parece mentira. Hoy, también hay lugares como la casa Brandon, un ex salón de fiestas que tiene en sí todo el patetismo de un piso de tablero de ajedrez y una decoración cursi. En esta Buenos Aires gay friendly, sede de marchas queers, nadie se banca, como lo hace Deshecho, presentar un video como este y decir sin miedo, que Olivia Newton John es una de las mejores cantantes de la historia. Hija de una década de anabólicos, música disco con tufillo rocker y largas noches de cocaína, la blonda quackera es, lo que se dice, una estrella en el cielo de Xanadu.
¿Habrá que hacerse puto? No lo sabemos. Eso sí, primero vean este video.

lunes, noviembre 26, 2007

Arte Deshecho

Esto es una muestra de arte democrático.

Los clasificados

No querer salir de casa. Quedarme por rechazo al tedio que me propone ver, como todas las semanas, a mis patéticos clientes, me llena de orgullo. Quizá también de un poco de culpa. Quizá, aún más, de infelicidad. Lo cierto, es que hoy me quedo un rato haciendo las cosas que me gustan, retrasando la salida, sabiendo que incluso así, haré mis tareas cotidianas. Iré por la tarde a la editorial y pasaré los pedidos de mis clientes como si todo hubiera sido hecho con las más estricta disciplina. En la oficina estarán contentos, fingiendo a su vez otras tantas cosas que yo ignoro, pero que de alguna manera los vuelve felices. Los administrativos tienen otros problemas, y los ocupa hasta el cansancio sus pequeños territorios. Defender el escritorio, es como defender la barricada. Sé que tienen largos debates por tonteras, cuestiones de familia, y de vez en cuando, se traicionan creyendo que en esas acciones arteras se prepara la seguridad de su futuro.
De mi rutina me cansa la necesidad de meter todo en caja, de que las cosas sean hechas a la medida del reloj en vez de hacer las cosas a mi medida. Curioso humanismo el de la modernidad, finalmente se olvida del hombre. Acaso porque el hombre sencillamente nunca existió y entre nosotros no sea otra cosa que un común acuerdo, un pacto entre pocos, la idea sobre la que se funda un club de amigos.
Será por algunas de estas cosas que me cuesta salir de casa, así como el depresivo no puede salir de la cama o el que sufre de agorafobia que siente terror a los espacios abiertos. No sé. Las razones me parecen muchas más y más secretas de las que pueda exponer en una charla, distendido, fingiendo hablar de la vida, como hacen los porteños en los cafés todos los días.
Por mi trabajo, excepto cuando me cruzo con algún colega del gremio y nos demoramos charlando en un bar cualquiera, por lo general, no practico las charlas que ya mencioné. Lo mío es mucho más solitario, y así lo prefiero. Mi ceremonia se reduce a tomar un café acompañado por una medialuna y pedir el diario para ojearlo con un poco de profundidad y recordar, mientras paso las páginas, algunas ideas que aprendí en los años de la universidad, cuando me enseñaban cómo leer los medios.
Por supuesto, en mi trabajo, nada de lo que vi en la universidad tiene el menor sentido ni utilidad. Todo lo contrario, en la editorial no lo dicen abiertamente, pero desprecian el hecho de que haya ido a la universidad. Es más, a veces pienso que hasta les molesta, les da envidia, algo de resentimiento. De alguna manera, cultivan cierta brutalidad o repudio y aunque suene paradójico, por tratarse de una editorial, no hay que confundirse, nada más alejado de la cultura que una editora de libros. Bueno, al menos el área donde yo trabajo: ventas.
Los de ventas somos los burros de la editorial, los grasas, si no fuera por los de cuentas corrientes que constituyen una fuerza en sí misma y ostentan la brutalidad de las SS, seríamos la reseca. Por suerte, ellos nos salvan de ser los últimos en la escala humana. Ellos, con su altanería de aduaneros, poniendo el palo en la rueda a todo lo que hacemos, se pasean sin vergüenza exhibiendo sus groserías y amenazando con cerrar las cuentas de nuestros clientes ante el menor retrazo en las cobranzas.
Sí, esto es la guerra cotidiana. No somos otra cosa que las pequeñas elecciones que llevamos a cabo en cada ocasión, cuando alguien nos acicatea y nos obliga optar por esto o por aquello.

martes, noviembre 20, 2007

Premio a la insistencia

Birabent o Tony, como lo llamábamos en el barrio acaba de lanzar otro disco al mercado y lo lanzó con todas las de la ley, como si fuera un discóbolo roquero, lo lanzó por todos lados, hasta la página de Clarín digital tiene un track de su nuevo trabajo como para que lo podamos degustar, y -los empresarios- con las ilusiones intactas se relaman imaginando gente revolviendo las bateas, billetes o plásticos en mano, pletóricos de deseos por tan preciada mercancía. Lo cierto, que es el disco número... van muchos, como diez. El corte de difusión, no está mal, al menos se deja escuchar o mejor dicho, nos da ganas de escucharlo hasta el final y eso, amigos, ya es un logro. Es cierto, en el arte, en este arte que vivimos, ya nadie espera originalidad de nada, los profesores de Puán hace rato tiraron esas ideas por el inodoro de la universidad. Entonces, lo único que nos queda, además de arrodillarnos frente a los curadores, es que un disco, por lo menos una canción se deje escuchar, y eso pasa con el tema "guitarras rotas", inspirado en las fotos de Coppola, de un Buenos Aires que no estaba tan deshecho como éste, donde Tony, nuestro amigo del barrio, el mismo que una vez confesó en un viaje en colectivo 86, cuando se iba de lo de mi vieja en Villa Luro, que tenía miedo de ser un mediocre, sea hoy una estrella en el cielo de los rockers.
Buenos Aires se deshizo, mi vieja dejó este mundo, nosotros seguimos en la de siempre y Tony es Birabent.

miércoles, noviembre 07, 2007

Presentación de Libro



Uno de nuestros colaboradores presenta mañana, jueves 8 de noviembre a las 20, en casa Brandon, su novela "Llámenme Ismael" editada por Tantalia.


Los esperamos.