martes, junio 19, 2007

En los desechos de la crítica

Talking about Betty




Si el registro es un aspecto del discurso que tiene fundamentalmente en cuenta la recepción, es decir que amolda su poética acorde con las competencias de su lector, podemos decir que en este rubro, Sarlo ha demostrado una variada y plural aptitud. Pero esta idea que planteamos no es algo que se nos aparece a priori de leer sus textos, no es que sabemos que determinado artículo fue escrito para una conferencia en determinado ámbito, que luego colegimos que las marcas textuales son coherentes con dicho fin. No, ni bien emprendemos la lectura de una texto de Sarlo, detectamos la atmósfera y corporeidad de su discurso y pensamos inmediatamente que su público debe ser tal o cual. Sarlo comprende perfectamente las necesidades de sus lectores y hace de esa comprensión una estrategia inteligente de mercado –ya que es una ensayista que conjuga suficientemente bien background teórico con llegada popular-; comprende asimismo, cuándo sus lectores son universitarios de un país extrajero y entonces hace una de las cosas que mejor sabe hacer: glosar la obra de otro. Este es sin duda el caso de Borges un escritor en las orillas, pero también es el caso de muchos artículos de crítica o reseña literaria como un texto suyo sobre Cortázar llamado “La novela esperada” –texto sobre Rayuela- aparecido en Il romanzo, volumen 3 titulado Storia e geografía, editado por Einaudi. Pero hay más versiones de los textos de Sarlo, si seguimos esta línea del registro como primer recorte de su obra. Pensamos entonces en una Sarlo más teórica, próxima a la reflexión filosófica y siempre a la moda con los debates en cuestión. Ahí encontramos a la teórica de Tiempo Pasado. Cultura de la memoria y giro subjetivo. Una discusión. En esta línea aparecieron con anterioridad al recién mencionado, muchos de sus mejores y ya clásicos trabajos, como Una modernidad perisférica, La imaginación técnica, etc. Por último, se nos hace insoslayable la Sarlo masiva, lo que podríamos definir como la versión más popular de sus producciones. Nos referimos a su participación dominical en la revista Viva del diario argentino Clarín. Acá Sarlo, contrasta con el resto de la retórica de la revista –de corte algo simplón, pero de una simpleza pletórica de aspectos ideológicos- con un tipo de columna que se emparenta con el estilo de las notas del famoso New York Times. Aparece fuertemente la apelación a la historia personal. Su operatoria se basa en desarmar el aspecto social de un problema –por ejemplo el drama de los cartoneros- para atomizarlo en una historia unitaria, una historia de vida, el caso de un cartonero y su aventura diaria para subsistir. Quienes visiten las páginas del prestigioso periódico de Nueva York, notará inmediatamente que esta estrategia discursiva es constantemente explotada. La Sarlo que aflora en estos trabajos –que un conocido crítico literario y novelista definió como un arriesgada apuesta vanguardística- está mucho más cerca de una escritora liberal que lo que podríamos suponer de antemano a saber por su biografía más o menos pública.

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