Ariel, es un espíritu servil, que confunde con sus canciones a los personajes,
tomado de la Enciclopedia Wikipedia.
“Si hay un rasgo definitivo de las novelas del siglo XXI es su mirada exótica puesta sobre el universo familiar en inmediato”.
“Es evidente que esa necesidad inclaudicable de la narrativa moderna del siglo XXI de construir fijaciones territoriales ... está ligada con el uso de los espacios virtuales...”
Ambas citas de Ariel Schettini, en Punto de vista noviembre-diciembre de 2006, forman parte de su reseña crítica sobre la última novela de Daniel Link llamada Montserrat, publicada recientemente por editorial Mansalva.
Al respecto señalaré algunas cosas:
El uso de la inducción simple parece fascinar al autor de la reseña. Como vemos en las citas antes presentadas, con las pocas novelas que se publicaron en los últimos seis años alcanza para hacer un pronóstico sobre lo que nos espera en los próximos noventa cuatro que tenemos por delante. De manera que como dice por ahí una canción “el futuro llegó hace rato”.
Por su parte, la prestigiosa revista Punto de vista, que muchas veces “rebotó” artículos haciendo gala de un agudo sentido de la crítica y del derecho de admisión, fue algo más flexible con la nota de Schettini, la que abunda en lugares comunes y en vaguedades. Cito a Ariel: “La última ficción, es que el espacio es real y tiene fijada una identidad”.
En este punto, lo que hace ruido es el curioso contraste entre la concepción de un pensamiento científico, académico, crítico, sostenido como valor por la revista, y este texto, hábilmente político, que concibe a la crítica literaria como una diálogo entre amigos. En el texto, parece que se va a decir algo, no se dice; y cuando se debe concluir alguna idea, emerge el elogio, porque entre amigos hay que tirarse flores.
La crítica como club de amigos sí podría ser –abusando de la inducción antes mencionada- una forma del folclore nacional. Aquello de “hacete amigo del juez”, late en cada palabra de los blogs, suplementos culturales, o revistas especializadas del ambiente local. Y cuando hay toma de posiciones –me refiero a la polémica desatada por la renuncia de Tarcus en la Biblioteca Nacional- es porque sin duda se están jugando espacios de poder o como los llamaría Schettini, de definición territorial.
La verdad es que para definiciones territoriales no necesitamos a un crítico literario formado en la Universidad de Buenos Aires, nos alcanza con un puntero del PJ.
“Si hay un rasgo definitivo de las novelas del siglo XXI es su mirada exótica puesta sobre el universo familiar en inmediato”.
“Es evidente que esa necesidad inclaudicable de la narrativa moderna del siglo XXI de construir fijaciones territoriales ... está ligada con el uso de los espacios virtuales...”
Ambas citas de Ariel Schettini, en Punto de vista noviembre-diciembre de 2006, forman parte de su reseña crítica sobre la última novela de Daniel Link llamada Montserrat, publicada recientemente por editorial Mansalva.
Al respecto señalaré algunas cosas:
El uso de la inducción simple parece fascinar al autor de la reseña. Como vemos en las citas antes presentadas, con las pocas novelas que se publicaron en los últimos seis años alcanza para hacer un pronóstico sobre lo que nos espera en los próximos noventa cuatro que tenemos por delante. De manera que como dice por ahí una canción “el futuro llegó hace rato”.
Por su parte, la prestigiosa revista Punto de vista, que muchas veces “rebotó” artículos haciendo gala de un agudo sentido de la crítica y del derecho de admisión, fue algo más flexible con la nota de Schettini, la que abunda en lugares comunes y en vaguedades. Cito a Ariel: “La última ficción, es que el espacio es real y tiene fijada una identidad”.
En este punto, lo que hace ruido es el curioso contraste entre la concepción de un pensamiento científico, académico, crítico, sostenido como valor por la revista, y este texto, hábilmente político, que concibe a la crítica literaria como una diálogo entre amigos. En el texto, parece que se va a decir algo, no se dice; y cuando se debe concluir alguna idea, emerge el elogio, porque entre amigos hay que tirarse flores.
La crítica como club de amigos sí podría ser –abusando de la inducción antes mencionada- una forma del folclore nacional. Aquello de “hacete amigo del juez”, late en cada palabra de los blogs, suplementos culturales, o revistas especializadas del ambiente local. Y cuando hay toma de posiciones –me refiero a la polémica desatada por la renuncia de Tarcus en la Biblioteca Nacional- es porque sin duda se están jugando espacios de poder o como los llamaría Schettini, de definición territorial.
La verdad es que para definiciones territoriales no necesitamos a un crítico literario formado en la Universidad de Buenos Aires, nos alcanza con un puntero del PJ.
2 comentarios:
Nunca mejor dicho. Hoy estuve leyendo sobre el tema de la Biblioteca y al ver a los suscriptores de las diferentes cartas pensé en lo mismo. ¡Hay cada personaje que ni sabe porqué firmo! o lo sabe muy bien...
También plenamente de acuerdo. Con respecto a blogs y literatura: no sólo es asqueante el intercambio de alabanzas en los blogs; también, en algunos casos, son un buen testimonio acerca de cómo se cocinan los feudos de los próximos veinte años, con gente que hoy se tira un comentario, y dentro de veinte un lugar de poder. En fin.
Avanti, muy bueno el blog.
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