Si nos envidian, la envidian
quién, carajo, tiene una presidenta tan hermosa, tan hembra, tan yegua que la querían boletear, con tantos ovarios, como dicen las mujeres, con tanta capacidad ejecutiva, tan fuerte, con tanta dicción, con tantos buenos discursos, con pelo largo, quién.
Los orientales apenas si consiguieron a un guerrillero jubilado que dice que escuchó gritar a las hormigas cuando los milicos de su país lo disciplinaron. Sin haber leído a Foucault, tenían bien clarito cómo se pone en caja a un atrevido que quería cambiar el mundo.
Nosotros, los nuestros, tenemos a la hembra, sí, ¡quién pudiera!
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