El arte de la envidia
a un amigo que se fue del país en 2002, le escribí un pequeño texto sobre la envidia. Le dije que a veces envidiaba para divertirme, incluso, otras veces, envidiaba y eso no me hacía sentir la menor culpa. De hecho, de todos los pecados, la envidia es el que más tolero y mejor perdono. ¿Cómo no envidiar a Brad Pitt? Sería anormal no sentir ese sucio pecado, uno de los siete, con los que los curas, a quienes tuvimos la desgracia de educarnos en su pedagogía, nos quieren espantar. Mi amigo, ese que se fue, me manda una foto del lugar adonde se irá de vacaciones, un paraje hermoso, envidiable, al sur de Italia. ¡Cómo no envidiar!
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